jueves, 24 de septiembre de 2009

Zigurat

Acaba por matar, entre el agua, un verso
a la simiente de mi espíritu, que si miente
sangra y opaca el baño, firmando: Marat.
Y del rojo al gris del puerto. Al partir, adverso,
al viento que se alza de forma estridente
en la esfera celeste del almicantarat.
Y yo, de roca y fuego, el maya, sin zigurat
que resigue el calendario apocalíptico
en la fragua de un dios soleado,
que aquel hueso en mi alma a vedado.
Yo, de mi pirámide asiria, críptico.
Y más nada que de mi pluma testigo.
Sin dios, ni ley; de amor mendigo.
Fue Licio: sol, rima, jefe de musas y futuros.
El agua, el polvo: mi tumba, mis muros.

La sangre, la llama; mi alma, mi abrigo

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